Sabéis por otras entradas, todo lo que he estado peleando por mantener vivas mis plantitas este año. Y cuando empezó a refrescar, me temí lo peor: otra vez la mitad muertas por el frío y las heladas. Así que le planteé a mi chico apañarnos un invernadero para la terraza.
Compramos una estantería (ya teníamos la idea de comprarla, pero así ya nos obligamos a hacerlo) de metal galvanizado, para que resista al agua. Esta es de Ikea y no llegaba a 9€, así que nos venía de perlas.
Recogimos varios metros de plástico que habían desechado de una fábrica, de los que usan para envolver los materiales. Es un plástico con bastante grosor, y traslúcido, lo que nos venía al pelo. Además era una bobina con lo que nos asegurábamos que fuese de la medida de la estantería.
Con cinta de embalar y usando los tornillos de la estantería, la forramos por todos los lados. Una vez forrada, quisimos hacer una puertecilla para poder acceder a las plantas para regar. Por lo que cortamos el plástico en el frontal y en la parte superior.
Con un poco de velcro, creamos lo que sería el cierre de las puertas. De esta manera, podemos acceder las veces que queramos, con un coste muy bajo en la preparación.
Lo terminamos justo a tiempo para el frío, y mis plantitas más delicadas están ya dentro, aguantando bien por ahora.
Vaya.. te ha quedado fenomenal, qué currado.
ResponderEliminarGracias! Fue un buen trabajo en equipo ;)
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