Hace ya un tiempo, me leí el libro de Marie Kondo, La magia del orden. No sé si tú también te lo has leído (fue un superventas y la blogosfera adoraba el libro, ahí por 2015). La verdad es que los consejos y técnicas que enseña para poder valorar tus pertenencias con total sinceridad, y poder de esta forma valorar el apego que le tienes, son interesantes. Especialmente si estás planteándote minimizar tus pertenencias. Bueno, excepto la parte de hablar con tus pertenencias, agradeciéndoles su labor. Lo siento, pero esa parte me supera. Sí, puedo estar agradecida por la suavidad o la calidez de un calcetín, pero no me parece motivo para decirle al calcetín, por la noche, después de usarlo todo el día "ey, gracias por calentar mi pie, eres super…". Pero sí que me ha ayudado a sufrir menos cuando decido quitar algo de casa o cuando algún objeto se rompe. Pero del apego material hablaremos otro día.
Todo esto te lo cuento para decirte que llevo tiempo (mucho) trabajando (luchando) por adquirir el hábito del orden en casa. Pero hasta ahora, mis intentos han conseguido su objetivo a medias.