Que levante la mano quien ha fracasado (y perdona que use un término tan lapidario) en alguna ocasión a la hora de crear un hábito. Yo la tengo levantada, eso tenlo por seguro. Y es que muchas veces no es fácil realizar un cambio en nuestras vidas e incorporar algo en nuestra rutina.
¿Quieres saber por qué ocurre? ¿qué hay detrás de todo este proceso?
¿Cuáles son los motivos más habituales por los que abandonamos un hábito?
1. Porque perdemos la motivación.
Los hábitos son una maratón, un trabajo a largo plazo. En casi el 99% de los casos, son acciones en las que no vamos a ver resultados o mejoras, hasta pasado un tiempo (si es que hemos sido constantes). Y esa es la principal causa detrás de los abandonos de hábitos: que nos desmoraliza no ver resultados inmediatos.
Estamos rodeados de estímulos externos y nuestra cabeza adora la gratificación inmediata, por lo que trabajar en desarrollar un hábito es naturalmente todo lo opuesto a lo que le gusta a la mente. Es tedioso, es a largo plazo. Por eso, en cuanto hay cualquier reto, cualquier pequeño bache, nuestra mente ve una excusa perfecta para abandonar, escudándose en que todo el esfuerzo que estamos realizando, no sirve para nada, porque no se ven resultados.
Por eso, es importante establecer sistemas que nos ayuden a mantener esa motivación. Y esto está muy relacionado con el siguiente punto...
2. Porque nos centramos en el resultado, en vez de en establecer un sistema.
Si tenemos el foco puesto en nuestra meta, únicamente, nos va a resultar más complicado trabajar ese largo plazo. Sobre todo, cuando las cosas se ponen difíciles. Por ejemplo: si nuestra meta es perder 5 kilos, y solo nos centramos en perder esos 5 kilos, puede que durante un tiempo estemos hiper-motivados. E incluso, puede que lo logremos, haciendo mil y una estrategias (dietas detox, quemarnos en el gimnasio, etc). Pero ¿esas acciones te han ayudado a establecer hábitos saludables, que te permitan mantener ese peso a la larga? ¿o es probable que sufras un efecto yoyo, y acabes recuperando el peso perdido, o más, incluso? ¿habrás aprendido algo?
Un sistema, en cambio, es tener establecido unos mínimos innegociables, esos pasos que vas a seguir dando, día tras día, incluso en el peor día (uno que estés sin tiempo, o sin fuerza, o sin ganas), que van a permitir que sigas acumulando avances, aunque a veces sean menores, pero sigan sumando hacia tu objetivo.
3. Porque estás luchando contra una creencia contraria a lo que quieres conseguir.
Las creencias son aquellas cosas que llevamos diciéndonos / pensando tanto tiempo, que las hemos adoptado como verdades absolutas. Algunas veces son creencias que nos ayudan a mejorar, pero otras veces nos limitan. Esas creencias conforman nuestra identidad, son reflejo de lo que creemos que somos.
Y si estamos tratando de crear un hábito que es contrario a nuestra identidad, nos va a costar horrores hacerlo. Lo que haces, es reflejo del tipo de persona que crees que eres.
Me explico, si llevas toda tu vida pensando que eres perezosa, o no te has considerado nunca deportista, crear el hábito de salir a correr todas las semanas va a ser super difícil. ¿Por qué? Porque la creencia de que una persona que sale a correr todas las semanas es alguien deportista va a chocar siempre con tu creencia de que tú no eres deportista. Entonces ¿para qué esforzarte?
Por suerte, una forma sencilla (aunque implique mucho trabajo interno) de ir trabajando esto, es cambiar lo que nos decimos habitualmente. Siguiendo ese ejemplo, podría ser cambiar la creencia de no soy deportista por la creencia de soy el tipo de persona que va a correr todos los días. Si empiezas a pensar en ti como ese tipo de persona que hace XXX y luego, eres constante haciendo eso, estarás actuando conforme a lo que crees que eres.
No soy, ni mucho menos, experta en programación neurolingüística, pero si te interesa este tema te recomiendo que busques sobre él.
Estos son los principales motivos por los que habitualmente abandonamos en mitad de la carrera, con el hábito a medio construir. Y pensamos, erróneamente, que somos incapaces de establecer hábitos duraderos. Pero ¡ni mucho menos!
A lo largo del día, realizas cientos de acciones de las que no eres consciente, que son hábitos que tienes incorporados. Algunos de ellos, son inocuos o neutrales, por decirlo de alguna manera. Ni te ayudan especialmente ni te alejan de tus objetivos. Son los que te mantienen con vida, con salud, etc. Y los mantendrás, siempre que sea posible. Como ir al baño al levantarte de la cama. Comer a una franja horaria concreta. Mirarte en el espejo antes de salir...
Otros, con suerte serán unos pocos, serán positivos y querrás mantenerlos. Serán útiles para crear esa identidad que quieres construir, o para alcanzar esa meta. Por poner ejemplos, se me ocurre: comer fruta en cada comida (si es que queremos tener habitos alimenticios saludables), sacar a pasear al perro y dar una vuelta de más de media hora, antes de cenar (si queremos mantener hábitos para estar más activas), recoger la cocina antes de acostarte (si quieres hábitos relacionados con el orden en casa). En fin, son solo ejemplos que se me van ocurriendo que espero te sirvan para entender este punto.
Y otros tantos, espero que no muchos, serán malos hábitos que quizas quieras dejar de hacer, por decir algún ejemplo, se me ocurre: fumar, leer el móvil en la cama antes de dormir, no desayunar o pasar las tardes en el sofá, por decir algo.
Es decir: eres capaz de mantener hábitos a largo plazo. Eres constante en más cosas de las que te piensas. Solo que quizás, te está costando en aquellas (nuevas) que quieres hacer, o quieres abandonar. Para eso, y como siempre digo, para mí lo primero siempre es tomar consciencia.
Y un primer paso es entender bien qué son los hábitos y cómo funciona nuestra mente.
¿Sabemos bien qué son los hábitos?
Hábito: Aquella conducta que se ha repetido las suficientes veces como para ser automática.
Nos vamos a poner un poco más intensas, y quizás esto te aburra (espero que no) pero como te digo, creo que si entendemos bien cómo funciona nuestra cabeza, nos será más fácil tomar conciencia de qué podemos hacer.
Cuando te enfrentas a una situación por primera vez, tu cabeza está trabajando en alta intensidad (como un ordenador con toda la RAM ocupada). Está analizando todo lo que ocurre, tomando nota de todo. Si una acción provoca un resultado concreto, y este es positivo (le gusta a tu cabeza), ésta recordará qué es lo que lo ha desencadenado. Y cada vez que vuelva a encontrarse con esa situación, hará lo posible por repetir esas acciones que le fueron útiles en las veces anteriores, para seguir consiguiendo el mismo resultado. Cada vez que lo repite, lo refuerza un poco más. De tal modo, que a la larga, acabará automatizando el proceso. Esa automatización es lo que llamamos un hábito.
¿Por qué hace eso nuestra cabeza?
Porque nuestra mente, que es una **** maravilla, es capaz de realizar múltiples procesos de forma automática, a la vez, pero solo es capaz de poner TODA su atención, en una única cosa (Vamos, que la multitarea es una gran mentira, pero de eso hablaremos otro día)
Y como es como un gran ordenador, se pasa el día tratando de optimizar procesos, automatizar todo lo posible, pues si tuviésemos que realizar todo con alta intensidad, consumiría muchísima energía. Por eso te digo que las rutinas nos dan libertad (puedes leer más sobre este tema aquí)
Pero esto pasa, tanto para lo bueno como para lo malo
Me voy a un
extremo: el consumo de drogas. La acción en sí (drogarse), genera un resultado positivo para nuestra cabeza (por ejemplo: un placer inmediato), aunque a largo plazo sea perjudicial
para tu organismo. Pero en el momento en que ocurre, tu cabeza sólo piensa en el placer que está obteniendo.
Otro ejemplo, menos extremo, pero quizás más común, y que comparte el mismo modo: la comida basura. ¿Es sana? No ¿Es buena para tu organismo? No ¿Pero por qué nos gusta? porque está preparada para satisfacer los receptores del placer de nuestro cerebro (se siente satisfecho, es sabrosa, es calórica...)
Es decir, que nuestra cabeza va a trabajar siempre en automatizar todo aquello que sienta que es una recompensa para ella. A veces será obtener algo (p. ej. placer) y otras veces, evitar algo (p. ej. evitar dolor).
¿Cómo funciona nuestro proceso mental?
Sigo profundizando un poco más en este aspecto, cómo funciona realmente cualquier proceso mental detrás de las acciones que realizamos. Sigue un esquema como éste:
Señal > Anhelo > Respuesta > Recompensa
Todo comienza siempre con una señal, que será la que desencadene el proceso en nuestro cerebro. Muchas veces, la gran mayoría, no seremos conscientes de ellas, pero nuestra preciosa cabecita sí. Se ha dado cuenta, amiga, y está analizándola a tope, porque una señal siempre es información que anticipa que habrá una recompensa.
Al analizarla, y dependiendo de cuál sea esa señal, y nuestra forma de ser, lo que nos interesa, nos llevará al anhelo, la motivación que hay detrás de cualquier acción que realicemos, las ganas de conseguir esa recompensa.
Una vez tenemos ese anhelo por algo, generamos una respuesta (un pensamiento, una acción), que si encuentra motivación suficiente y poca resistencia, es fácil que se convierta en un hábito.
Esa respuesta nos llevará a esa recompensa que nos prometía la señal. Esa recompensa satisface nuestro anhelo y, además, nos enseña qué acciones vale la pena repetir en el futuro.
Si no hay señal, no se producen el resto de pasos, porque no existe esa chispa que lo desencadena. Si no hay anhelo (es decir, esa señal no nos interesa suficiente), no vamos a movernos. No vamos a generar ninguna acción. Si nos encontramos que nos cuesta mucho esfuerzo, o que no nos motiva lo suficiente, probablemente no realicemos la respuesta. Y sin respuesta, no hay conducta ni hábito. Por el contrario, si se dan todos los pasos, salvo la recompensa (no hay) o no es lo que esperábamos, esa conducta no se repetirá (ua ua ua...sonido de decepción)
Entender este proceso mental es básico para aprender y desarrollar estrategias que nos ayuden a establecer hábitos a largo plazo, o incluso a evitar aquellos hábitos negativos que ya tenemos incorporados y queremos dejar de hacer.
Reflexiona...
Piensa en aquellos hábitos con los que estás peleada, que te cuesta sacar adelante. ¿Por qué crees que te están costando, después de lo que has leído?
¿Quizás es por que pierdes la motivación? ¿o porque no sabes cómo empezar a ponerte en marcha? ¿o porque realmente, ese hábito, no está alineado con tu identidad actual? ¿quizás porque no obtienes los resultados esperados?
Si te apetece compartir, déjame un comentario contándome tu experiencia (o escríbeme a pegotiblog@gmail.com, si quieres que sea en privado).
P.D. Si este tema te resulta interesante, te recomiendo encarecidamente que te leas el libro Hábitos Atómicos de James Clear.
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