Llevo un tiempo apreciando, cada vez más, una vida más pausada - más slow- quizás por ser consciente de la locura de ritmo que nos impone la tecnología y la vida actual. Muchas veces estamos dentro de una rueda de hamster y no somos conscientes. Los días son ajetreados, estresantes, agobiantes... hasta que, generalmente la salud, nos fuerza a parar el seco. Y en ese momento, es como una luz que nos ilumina, y nos da claridad y perspectiva.
¿Es así como queremos estar todo el tiempo?
Yo tengo claro que no.
Pero tengo mucho que desaprender.
Hoy quiero compartir contigo pequeños gestos y cambios que podemos hacer para llevar una vida más consciente y pausada. ¿Te apuntas?
Como siempre digo, el primer paso es tomar consciencia de nuestra realidad. Estos son algunos puntos que puedes tener en cuenta:
- Revisa lo que tienes en tu casa. Nuestra casa debería sentirse como un refugio para nosotras, pero muchas veces acumulamos tanto, y cosas tan innecesarias, que más que paz, la casa nos crea estrés. Haz una revisión de lo que acumulas, y qué necesitas. No necesariamente en modo atracón, poco a poco, a tu ritmo. Y que conste, que lo pongo el primero porque es el que más necesito aplicar (y que poco a poco voy aplicando).
- Sé consciente de tus gastos. No te digo que seas austera y te prives de todo, pero sí que tomes consciencia de esos gastos hormiga que tienes, que no eres consciente muchas veces, y que a lo mejor es más de lo que te imaginas. Si necesitas ahorrar dinero, es necesario además este paso: saber dónde se va ese dinero, para saber qué puedes recortar o qué es imprescindible. Para compras online de caprichitos me he auto-impuesto una regla: añado al carrito y espero al menos 24h. Si pasado ese tiempo, sigo viendo la necesidad de comprarlo, y puedo permitírmelo, lo hago. Normalmente, cuando es algo de puro impulso, pasadas esas horas, no le veo esa necesidad urgente (creada por el marketing).
- Escucho a mi cuerpo más. Muchas veces el cuerpo nos está indicando, con pistas, qué necesita. A veces a gritos, pero estamos tan ensimismadas con otras cosas que no nos escuchamos. Ahora soy más consciente, y escucho a mi cuerpo. Por ejemplo, muchas noches tengo la tentación de quedarme en el sofá viendo la tele. Estoy cómoda, me entretiene (y normalmente es tele de fondo, y móvil en mano...). Pero si escucho a mi cuerpo la mayor parte de las veces, lo que necesita es dejar la pantalla, y dormir más horas. Por lo que elijo irme a la cama, ponerme a leer un libro y dejar que llegue el sueño. Duermo mejor si hago eso (y más, últimamente que me está costando tanto dormir en condiciones, pero de dormir y descansar hablamos otro día).
Cuando ya sabes desde dónde partes, y sabes a dónde quieres llegar (en este caso, a una vida más calmada), tan solo te faltaría saber cómo hacerlo.
Y para eso, aquí tienes algunas ideas que te ayudarán a tener una vida más slow.
- Disfruta la naturaleza. Ya sea con un paseo en la calle, o con una casa llena de plantas, la naturaleza tiene ese algo especial que nos da calma a los sentidos. Disfruta de los pequeños detalles, como las flores, el canto de los pájaros, o si tienes suerte, el mar.
- Respira hondo. Tenemos la mala costumbre de respirar de forma muy superficial. Es más, hay una tendencia que han llamado la apnea del email, y es que se han dado cuenta de que muchas veces, cuando estamos en el ordenador, haciendo cosas, estamos en apnea. Párate de vez en cuando, y regálate unos minutos respirando hondo.
- Disfruta el silencio. Mucha gente no soporta estar en silencio (quizás porque genera espacio para reflexionar, y viven evitando estar así... -esto es una bandera roja, amiga-) pero yo ahora, con una niña hiperactiva e hiper-charlatana, lo adoro. Los ratos en silencio me recargan de energía, muchísimo.
- Intentar no dejar todo para última hora. Proyectos, tareas, o incluso, algo tan sencillo como salir 5 minutos antes de casa para ir más relajada. ¿No tienes la sensación de ir siempre con prisa?
- Permítete pasar momentos en "analógico". Vivimos esclavas a la tecnología, y al móvil, siempre en nuestras manos. Así que plantearte ratos o espacios sin móviles (o sin tecnología) te ayudan a descansar la vista, pero también la mente (que está todo el rato hiper-activada con tanto impulso). Un paseo, un libro, o una siesta...o muchas otras opciones.
- Música de fondo o ambiente, relajante. El algoritmo de youtube me conoce muy bien, y no para de recomendarme vídeos de varias horas, con música de fondo (jazz relajante, lo-fi, y demás). Sonidos que te sirven para concentrarte, o tener de fondo -si no quieres o no puedes - silencio, pero sin ser muy disruptivos.
- Retoma el hábito de la lectura. No sé si te pasa como a mi, pero tengo la sensación de que he pasado una época de sequía lectora (de la que por suerte, en los últimos años estoy recuperándome). Visita tu biblioteca municipal, la librería local o, mejor aún, tu propia estantería. Seguro que encuentras un libro que lleva tiempo en tu lista de libros que leer, y que nunca encontrabas tiempo para hacerlo.
- Escribe (o llama) a un amigo. Una conversación con una persona especial siempre aporta y suma energía. Pero también quiero sumar aquí la opción de escribir una carta, porque aunque no tiene esa interacción inmediata, me parece una actividad calmada, y que aporta mucho detalle y cariño (¿cuántas cartas sueles recibir habitualmente? apuesto que pocas)
- Journaling (no podía faltar en esta lista). Escribe en papel, para vaciar tu mente de pensamientos que te están rondando. He hablado en muchas ocasiones sobre escritura y sus beneficios, te recomiendo que leas las entradas al respecto si tienes interés [ver aquíver aquí]
- Tómate un snack de forma consciente. Nada de tomarte un café de pie, corriendo. O de comer algo, mirando el móvil o la tele. Haz una pausa en tu jornada, para tomar ese snack, café o tentempié pero aprovecha el momento para hacerlo consciente. Saborea su sabor. Disfruta el alimento.
- Échate una siesta (si es viable). Este es un reto para mí. De siempre me ha costado horrores dormir la siesta, y si lo hago, es que o es pleno verano, estoy de vacaciones y "no hay nada más que hacer" y está el resto de la gente durmiendo... o estoy mala, pero mala, mala. Pero un break de máximo 20 minutos, para descansar y recargar las pilas dicen que hace maravillas.
- Practica mindfulness (o medita). Si te repele todo lo que suene a new age quizás estés tentada de desconectar y parar de leer. Pero dame una oportunidad. Te hablo desde mi experiencia más directa, que realizar de forma habitual, meditaciones de tan solo 5 minutos, han hecho maravillas en mi estado anímico. No necesitas ponerte a hacer la postura del loto, ni encender incienso ni demás cosas que, quizás, te generan esa imagen esotérica y que te puede generar rechazo. Te recomiendo buscar en spotify (o youtube) audios de meditaciones guiadas de 5 minutos (para empezar), elige la temática que más te interese en este momento, siéntate cómoda (sofá o tu silla) y simplemente, déjate llevar por el audio. MA-RA-VI-LLAS, te digo. [Lee aquí más sobre meditaciónLee aquí más sobre meditación]
- Deja espacio a la gratitud. Tomar conciencia de lo bueno que ya tenemos en nuestra vida. Hemos hablado recientemente sobre este tema, puedes leer más aquí.
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