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miércoles, 18 de septiembre de 2024

Kaizen: Pequeños cambios, grandes transformaciones


¿Cuántas veces te has propuesto realizar grandes cambios en tu vida, y a mitad de camino, te has desanimado? A mi me ha pasado, más veces de las que me gusta admitir. 

En el ajetreo del día a día, es fácil sentir que estamos corriendo, de un lado a otro, sin tiempo para respirar: trabajo, responsabilidades familiares, nuestros proyectos... el estrés aparece y nos roba la calma. Y se nos hace cuesta arriba. 

La clave para lograr cambios duraderos, no siempre está en las grandes revoluciones, sino en las pequeñas evoluciones constantes

Aquí es donde entra en juego el concepto de kaizen, un concepto originario de la industria japonesa, que se traduce como "mejora continua". Se trata de introducir pequeños cambios positivos en nuestra vida diaria, para lograr grandes transformaciones a largo plazo. Una herramienta maravillosa, y que encaja a la perfección con la idea del slow planning

Suena sencillo ¿verdad?, y es que lo es. Pero no por ello, es menos transformador. 


Qué es el Kaizen

Kai = cambio        Zen = para mejor

El término kaizen proviene del japonés y se traduce como "mejora continua". En lugar de centrarse en grandes cambios, de golpe, nos invita a realizar pequeñas mejoras constantes, en cualquier aspectos de nuestra vida (trabajo, salud, hogar, bienestar...). El objetivo es hacer un progreso gradual, y gracias a eso, sostenible a lo largo del tiempo.

Se puso de moda en el entorno empresarial, pero se ha popularizado a otros ámbitos, como el crecimiento personal, por su eficacia. 

Cada día tienes una oportunidad de mejorar, aunque sea solo un 1%. A largo plazo, esos pequeños avances, se acumulan, generando un impacto importante. 

Es lo que James Clear explica como el interés compuesto de los hábitos atómicos:

Foto original de James Clear

La relación entre el kaizen y el Slow Planning, un equilibrio perfecto

El concepto del Kaizen encaja a la perfección con la filosofía del slow planning, ya que ambos promueven un ritmo más lento, donde los pequeños pasos, la paciencia y la constancia, son los protagonistas. 

Buscamos vivir una vida con intención y propósito, sin prisa, para evitar el quemarnos, agotarnos y perder esa motivación... y poder vivir más tranquilas, y satisfechas con lo que hacemos. 

No necesitamos hacer cambios radicales, de un día para otro, sino ajustes diarios, en nuestra rutina, que poco a poco vayamos modificando malos hábitos en hábitos más saludables, o hábitos que nos ayuden a conseguir nuestros objetivos. 

Por ejemplo, si tu objetivo es perder 5 kilos en los próximos 3 meses, y empiezas "al máximo" con 5 días de gimnasio a la semana, dieta hipocalórica y prohibiendo muchos alimentos que comes actualmente, y haciendo no-se-cuantitas-cosas más... tienes altas posibilidades de que en cuestión de varios días, empieces a perder fuelle, tu motivación se agote (porque habrás tenido un mal día y pienses que te mereces pedir comida rápida porque estás agotada o saltarte el gimnasio, o porque estarás en una terraza con amigos y por una cerveza no pasa nada...Y eso será el inicio). 

Y lo mismo al segundo mes, ya has tirado la toalla. Total... para lo que estabas haciendo. 

En cambio, si vas introduciendo nuevos hábitos cada quincena, o cada mes, de uno en uno, te permites poner todo el esfuerzo en uno de ellos, trabajar en él varios días y cuando esté afianzándose, añadir otro. De esta manera, es más sencillo que no abandones a la primera de cambio. 

Se trata de buscar una mejora continua, en vez de ponernos objetivos inalcanzables, nos ponemos objetivos diarios o semanales, mucho más a corto plazo, y mucho más pequeños. Pero que nos van acercando a nuestra meta, poco a poco, sin darnos cuenta. 


Cómo aplicar el kaizen en tu vida diaria

  1. Identifica un área que quieres mejorar, en tu vida. 
  2. Una vez elegida el área a mejorar, establece el pequeño cambio que puedes implementar. Es importante que sea manejable y puedas hacerlo todos los días, sin que sea un esfuerzo adicional.
  3. Sé constante: la clave es hacerlo a diario. Al principio te costará y tendrás que recordártelo (tira de alarmas para ayudarte) pero con el tiempo, te saldrá solo. 
  4. Realiza una revisión semanal, de tus avances ¿qué cambios has notado? ¿cómo te hacen sentir? a lo mejor al principio te puede parecer que no estás avanzando, pero, confía y ten paciencia. Sigue intentándolo cada día. Gracias a las revisiones periódicas puedes ajustar tu enfoque o notar áreas que necesitan más atención por tu parte, y ... con el tiempo notarás progreso. 
  5. Celebra tus logros. Cada pequeño paso, cuenta. Reconoce y celébralos, por más pequeños que sean. 

Herramientas que pueden ser útiles

  • Journaling: Dedicar unos minutos cada día a reflexionar sobre tus avances, cambios realizados.. te ayudará a tomar consciencia de tu progreso. 
  • Planificación semanal: Clave (sobre todo al principio) para dejar espacio para realizar ese nuevo hábito o cambio que quieres implementar. 
  • Mindfulness: La práctica de la atención plena te ayuda a estar más presente, y apreciar los pequeños cambios en tu vida. 
  • Mejoras en el entorno: Diseña tu entorno para que favorezca la realización de ese cambio. Es decir, que si quieres ir al gimnasio más veces, que no tengas que escarbar en el fondo de un armario cada vez que tienes que prepararte, porque te estás poniendo frenos. Facilítate el trabajo. 


El kaizen y el slow planning son dos filosofías que se complementan. Ambas nos recuerdan que el cambio real y duradero no tiene que ser rápido ni drástico, sino que puede ser una acumulación de pequeñas acciones que, con el tiempo, crean una vida más tranquila, equilibrada y significativa. No se trata de ser perfecta, sino de hacer lo mejor que puedas, cada día. Asi que ¡Paciencia! y disfruta el proceso. 


    ¿Has probado aplicar el kaizen en tu rutina diaria? ¡Cuéntame cómo te ha ido en los comentarios! Me encantaría saber más sobre tus experiencias y cómo estás integrando estos pequeños cambios en tu vida.


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