Menú principal

jueves, 10 de octubre de 2024

Cómo el slow planning te ayuda a cuidar tu salud mental


El Día Internacional de la Salud Mental (10 octubre) nos invita a hacer una pausa y reflexionar sobre cómo cuidamos nuestra mente, en medio de la prisa en que nos vemos atrapadas a diario. 

En un mundo que parece moverse a la velocidad de la luz, reducir el ritmo y adoptar un enfoque más lento y consciente puede ser clave para proteger nuestra salud mental. Aquí es donde la idea de slow planning, que intento trasladar desde este pequeño rincón de internet, se convierte en una herramienta poderosa.

La relación entre la planificación consciente y la salud mental no siempre es evidente a primera vista, pero en realidad, ambas están profundamente conectadas. Cuando organizamos nuestros días de forma equilibrada y sin sobrecargarnos, evitamos el agotamiento mental, y eso nos permite estar más presentes, reduciendo el estrés y la ansiedad.


La conexión entre planificación y ansiedad

La ansiedad es un sentimiento común cuando sentimos que tenemos demasiadas tareas, y no sabemos por dónde empezar. A menudo, este estado de sobrecarga proviene de intentar abarcar demasiado sin una estructura que nos guíe. Aquí es donde la planificación consciente entra en juego: en lugar de tratar de llenar cada minuto del día, nos invita a crear un plan con intención, priorizando lo esencial y dejando espacio para el descanso -o actividades que te recarguen y te nutran-.

La clave es que no se trata solo de qué hacemos, sino de cómo lo hacemos. Cuando utilizamos herramientas como el journaling, las listas de tareas o una simple agenda diaria, podemos empezar a gestionar nuestras preocupaciones de manera más eficaz, separando lo urgente de lo importante. Esto nos ayuda a reducir esa sensación de estar abrumados, ya que tenemos un mapa claro de lo que es realmente necesario hacer y lo que puede esperar.

Y sí, suena bonito, pero, también sé que es difícil hacer ese cambio de chip, necesario. Lo sé, porque he estado ahí mucho tiempo (y en ocasiones, vuelvo a caer). 

No existe un "día estándar" ni un "día perfecto" al que amoldarse. Y la falsa idea de super woman que durante los 90s y los 00s nos metieron en la cabeza, han hecho mucho daño. Había que demostrar que podíamos con todo, incluso con más. El llamado side hustling, el rollo de girl boss, y el por qué no emprendes una pequeña empresa de X (añade aquí tu hobby).


Cómo el journaling puede aliviar el estrés emocional

Una de las herramientas más poderosas que defiendo para el slow planning es el journaling

Escribir nuestros pensamientos y emociones, aunque sea por unos pocos minutos al día, puede tener un impacto tremendo en nuestra salud mental. El acto de poner en palabras lo que estamos sintiendo nos permite despejar la mente y procesar emociones que de otra manera se quedarían atrapadas en nuestro interior.

¿Te has sentido alguna vez incapaz de dormir porque tu cabeza no deja de dar vueltas? Prueba a sacar un cuaderno, y a vaciar todos esos pensamientos por escrito. Al plasmar nuestros pensamientos en papel, liberamos espacio mental y evitamos que las preocupaciones nos persigan constantemente. A la vez, nos ayuda a identificar patrones y disparadores del estrés, que quizás no habíamos notado antes.

Una simple rutina de journaling diaria, como escribir tres cosas que te preocupan o tres cosas por las que estás agradecida, puede ser la clave para encontrar más claridad emocional y reducir el impacto del estrés en tu día a día.

Aunque, personalmente, te recomiendo ir un poco más allá y probar el estilo de Julia Cameron, con sus páginas matutinas: escribir todas las mañanas, recién levantada, 3 hojas de escritura sin filtro. Llevo años poniéndolo en práctica, y cuando lo hago de forma constante, el cambio es BRUTAL

Puedes conocer la propuesta de Julia Cameron en su libro de El camino del artista


Ejercicios para cuidar tu mente

Incorporar el slow planning en tu vida no tiene que ser complicado. Es más, si te está resultando complicado, es que estás tratando de hacer demasiado a la vez. Se trata de simplificar y adoptar prácticas que se adapten a tu ritmo personal, no de cargarse con más cosas con las que no vas a poder (y elevar aún más el estrés). 

Aquí tienes algunos ejercicios prácticos con los que inspirarte para poner en práctica (de poco en poco!):

  1. Planificación diaria con intención: Antes de lanzarte a las tareas del día, tómate 5 minutos para revisar tu agenda y decidir qué es lo más importante. Qué es lo que realmente necesita mi atención hoy. Ahí es donde tienes que poner tu foco (no en el resto). Esta práctica evita que llenes tu día de cosas innecesarias y te permite mantener el control, sin sentirte (TAN) abrumada.
  2. Escribe una intención para el día: En tu diario o planner, anota una intención o palabra que guíe tu jornada. Puede ser algo como “calma”, “presencia” o “autocompasión”. Este pequeño gesto crea una brújula mental para enfocarte en lo que realmente importa.
  3. Haz pausas conscientes: No te olvides de planificar tiempo para ti. Bloquea pequeños momentos en tu agenda para desconectar: cinco minutos para respirar profundamente, hacer una breve meditación, o simplemente levantarte de la silla y estirarte. Estos momentos son fundamentales para recargar la mente y evitar que el estrés se acumule.
  4. Revisión semanal: Cada semana, dedica unos minutos a revisar cómo te sientes. ¿Qué pequeños cambios han mejorado tu bienestar? ¿Qué ajustes puedes hacer para la próxima semana? Esta revisión no solo te ayuda a seguir adelante, sino también a celebrar los progresos, por pequeños que sean.

Para que la planificación consciente tenga un verdadero impacto en tu salud mental, lo importante es que lo integres de forma gradual y sin presión. 

Aquí te dejo algunos consejos para hacerlo:

  • Empieza con pequeñas acciones: No necesitas cambiar toda tu rutina de golpe. Empieza por dedicar cinco minutos al journaling, o por planificar solo tres tareas importantes al día. A medida que te acostumbres a este enfoque, podrás expandirlo sin sentir que es una carga.
  • No te castigues si algo no sale como esperabas: La idea no es lograr la perfección, sino encontrar equilibrio. Si algún día no puedes seguir tu plan, no pasa nada. Vuelve a intentarlo al día siguiente, siempre con autocompasión.
  • Prioriza el autocuidado: Incluye actividades que te recarguen emocional y mentalmente en tu plan diario o semanal. A veces, lo más importante que puedes hacer por tu salud mental es dedicar tiempo a desconectar, descansar y reconectar contigo misma.

El slow planning no es solo una herramienta para organizar tu día a día, sino una filosofía de vida que te invita a cuidar de ti misma, reducir el estrés y encontrar paz en medio del caos. Este Día de la Salud Mental, te animo a que pruebes alguna de estas prácticas y veas cómo pequeños cambios pueden tener un impacto grande en tu bienestar.

¿Te unes al camino del slow planning para cuidar tu salud mental? Comparte tus experiencias o inquietudes en los comentarios, me encantaría leerte



¿Te gustó esta entrada?  Compártela en redes sociales con #slowplanning ¡y etiquétame para verte!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por pasarte por aquí :)